Se lo dijo a él, a ella, al que la miraba desde aquella esquina lúgubre.
Primero de forma pausada, el tono bajo. Subió después la mirada, desafiando.
Y subió la voz aún más,
hasta llegar al grito
firme, que no deseperado.
De frente, sin miedos,
con una fuerza desmedida, la mirada oscura
para todos y cada uno de ellos,
sin excepción.
Se había hecho el silencio
y entre sus vértices de mármol
se colaron más azules que nunca
sus palabras
que como un eco de agua me han llegado esta mañana.
Son una certeza,
maravillosa y lenta...
y me habla, en susurros, de un amor,
con tu nombre y el mío apretados, valientes..
1 comentario:
Eres una debilidad para mí.
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