No voy a dejar que me toques más,
tus manos están vacias,
y huelen a frio y soledad.
No son las de ayer,
que yo pinté de espejos y colores.
Y no las quiero..
Son tus manos dos reproches
de acero y las quiero lejos,
más lejos,
mucho más de mi,
y de mi cuerpo alegre.
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